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martes, 10 de noviembre de 2015

Huipana en tu voz. Vénganse a platicar.

Pues nada, después de varios años de abandono, encuentro mi blog abierto allá por 2006. Va para diez años. Haiga cosa, cómo pasa el tiempo. Se va como agua, dirían ellá en mi tierra. Huipana.

Chequen ustedes la musicalidad de la palabra. "H u i p a n a ". Su fuerza, su consistencia semántica. Su orígen eminentemente prehispánico es signo distintivo.

No es la Huipana, ni la Huacana, ni Huipas; es Huipana y como les he comentado en el blog, al parecer significa madrigera de lobos. Ojalá que algún experto en lengua madre purépecha nos ayude con este vocablo.

Sergio Aguilar, amigo y compañero de charlas, de viajes al plan a cuidar los tordos, de trabajos colectivos y amante de la pastorela, cuenta historias muy interesantes de la fundación de nuestro pueblo. Y aunque se aduce que los primeros pobladores debieron llegar por allá a mediados del siglo XIX, la verdad es que mucho antes ya existía presencia alrededor de nuestro pueblo. Las yácatas en el Frentón, allá por la cueva escondida, los metates enterrados en tierra colorada, los vestigios de figurillas que deben de tener por ahí algunos amigos. (no se hagan, ya saben quiene son)

Huipana es una comunidad que se quedó en medio de la sierra y gran planicie del bajío michoacano y guanajuatense. Ubicado en una hondonada, su población prefiere montarse en el cerro que construir en la planicie. Algo no cuadra con ese gesto. La loma, esa montaña acostada como lomo de bestia no inspira a construir en sus faldas cercanas. ¿Usted sabe por qué? Curioso ¿verdad?

El misterio de nuestros orígenes debe ser un motivo de investigación. Creo que valdría la pena saber qué había antes en la comunidad, hoy cercana a los ¿cinco mil habitantes? Más otros tantos que andamos multiplicados por todo el país y los más en los yunaites estates quietus.

Las compuertas debían datar de principios del siglo XX. La Caja era también de muchos años ha. Ambas eran represas artificiales que guardaban agua a las orillas del pueblo y al final de la antigua nopalera. Esos bordos aún conservan su vestigio, un tanto derruido por las ganas de sembrar y sacarle algo a la tierra.

Pero bueno. Se hace hora de comer. Ustedes gustan? Le seguimos más tarde. Espero me manden historias, comentarios, y le avisen a Juanito el de Bocho que deseo se eche un clavado en estas letras. Algo nos debe platicar ese muchacho despierto y ultimamente medio domesticado. (No se lo digan eh?) Buenas tardes del 10 de noviembre. Ya seguiremos la charla.